Sí, fuiste inducido a ser el bruto que eres, y esa misma brutalidad que hoy te caracteriza es la que hace perdurable tu condición de producto. El proceso de transformación ha sido tan sutil que difícilmente hayas notado los cambios y hoy día asumís que todo – dentro y fuera de ti – es algo natural e inevitable, como parte de la “condición humana”, tu condición. Pero ese pensamiento también ha sido inducido.

Es imprescindible, previo a cualquier tipo de análisis, separar la realidad del Hombre en dos aspectos: el natural y el social. Y dentro de esa separación encontraremos la mayor de las contradicciones que es, sin espacio a duda, la raíz de todos nuestros conflictos.

Constante y metódicamente se habla de “naturaleza humana” para justificar los distintos puntos de inflexión a lo largo de nuestra agitada Historia cuando en realidad, esos aciertos y desaciertos, no son más que un anecdotario de terceros que decidieron por sobre nuestra propia voluntad.


NUESTRA NATURALEZA ES SOCIAL, COOPERATIVA Y CREATIVA.


Pero si la afirmación fuese cierta, nos veríamos forzados a preguntar cómo, cuándo y por qué hemos optado por este comportamiento antisocial, individualista y destructivo. Y allí se halla el eje de la contradicción:


NO PODEMOS HABLAR DE NATURALEZA SINO DE COMPORTAMIENTO.


Y si hablamos de comportamiento, estaremos de acuerdo en que siempre es condicionado por el ámbito que te contiene. Tus modos – de moverte, de vestir, de hablar, de vincularte, etc. – nunca son los mismos. Basta con que eches una mirada a tu Yo en familia, tu Yo en el colegio, tu Yo en un empleo o algo mucho más simple:


TU YO DE LUNES POR LA MAÑANA, TU YO DE SÁBADO POR LA NOCHE.


En esa imposibilidad de ser quien desearías ser, las 24 horas del día, los siete días de la semana, reside el único pilar de tu infelicidad. Infelicidad que en lo práctico se traduce en el mayor de tus miedos:


LA CONCRETA INCAPACIDAD DE DECIDIR SOBRE TUS PROPIAS ACCIONES.


Sé que este prólogo puede olerte a best-seller de autoayuda, pero no lo es y éste es el punto exacto en el que debo advertirte que no sólo que no lo es, sino que se encuentra en la vereda opuesta; y aunque su finalidad sea humanitaria, tendrá un tono más cercano al de la “autodestrucción” que al de la propaganda utópica.

Más simple: nunca nada cambiará hasta que tomes conciencia de que no eres quien crees que eres. Nunca nada cambiará hasta que sepas qué hicieron de vos. Y una vez que lo sepas, dependerá de vos lo que elijas hacer con ese conocimiento:


Cerrar los ojos y volver a la televisión…


… o perder el miedo y recuperar tu identidad.




Y una vez que hayas decidido, serás el único responsable por cada cosa que te suceda…



… EL ÚNICO Y ÚLTIMO RESPONSABLE.



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